El exministro de Educación de Brasil asegura que el PT sufre una campaña de descrédito
No ha sido un buen año para Brasil: el país acumula una caída del PIB del 4%; la presidenta Dilma Rousseff fue depuesta en septiembre en un juicio político (impeachment); y las laberínticas tramas de corrupción tienen en jaque al Gobierno que la sustituyó. La salida del túnel, según Tarso Genro (São Borja, 1947), pasa por una ineludible renovación política. “No se superará la crisis económica sin superar la política”, opina el que fuera ministro de Educación, de Relaciones Institucionales y de Justicia en los Gobiernos de Lula da Silva (2002-2009), gobernador de Rio Grande do Sul, con el Partido de los Trabajadores (PT), y uno de los mayores impulsores del Foro Social Mundial de Porto Alegre.
Para Genro, el impeachment se basó en una “una retirada arbitraria de la presidenta por la simple formación de una mayoría política en el Congreso brasileño”, ya que “no hubo delito de corrupción ni dejación de sus obligaciones presidenciales”. En su opinión, el PT y sus dos principales líderes, Lula da Silva y Rousseff, han sufrido una campaña de descrédito por parte de los medios “que son un oligopolio en Brasil”. Y, según el exgobernador, esa ha sido la principal causa del descalabro del PT en las elecciones regionales de octubre.
Pregunta. ¿El descrédito no se debe a los casos de corrupción?
Respuesta. Todos los partidos han perdido credibilidad en Brasil a causa de los procesos por corrupción, que es sistémica y endémica. Pero el PT no es el principal partido acusado de corrupción ni sus cargos son los que están siendo mayoritariamente procesados. Se centró la atención en el PT porque estaba en el poder, lo que es comprensible. Pero Rousseff no cayó por la corrupción.
P. ¿Por qué no dimitió Rousseff antes de que se celebrara el impeachment?
R. A Rousseff, y a una parte significativa de su equipo, le costaba creer que el PMDB [su aliado en el Gobierno] la fuera a traicionar porque el vicepresidente era miembro del PMDB. Pero la traición se basó precisamente en eso: el vicepresidente quería el poder.
P. Ya en 2014, usted defendió la necesidad del PT de dar un giro a la izquierda y romper la coalición con el PMDB. ¿Por qué?
R. El agotamiento del modelo de desarrollo y los cambios de la economía mundial iban a impedir que toda la población mejorara, que fue lo que caracterizó al Gobierno de Lula. Era necesaria una reforma tributaria para continuar con las políticas sociales reduciendo la dependencia de la financiación internacional. Y para esto no podíamos contar con el PMDB. Pero mi postura no fue mayoritaria en el PT.
P. ¿Tiene Michel Temer [actual presidente] posibilidades de acabar su mandato?
R. Las encuestas dan un alto índice de desaprobación al presidente, que está siendo acusado por empresarios de recaudación ilegal de fondos para su campaña electoral. Algo de lo que ningún empresario ha acusado a Lula.
P. Usted conoce al hombre detrás del político, ¿cree que Lula es capaz de cometer los delitos de los que se le acusan?
R. Lula tiene cinco procesos y ninguna prueba sólida contra él. Si la hubiera, estaría arrestado.
P. ¿Podría ser Lula el candidato del PT en 2018?
R. Todo está armado para impedirlo. Pero el poder judicial en Brasil tiene una tradición respetable. Nosotros esperamos que sea posible demostrar en las instancias superiores que Lula no tiene responsabilidades penales.
P. ¿Está fallando la división de poderes?
R. El Supremo Tribunal Federal tiene ministros honrados pero que han asumido posiciones políticas frente a la crisis. Por tanto, hay un desequilibrio pero no hay aún una ruptura. Para retomar el equilibrio necesitamos nuevas elecciones presidenciales. Para que haya una presidencia legítima y para reformar la política.
P. Usted era vicealcalde de Porto Alegre cuando se realizaron los primeros presupuestos participativos en 1988. ¿Cómo se puede impulsar hoy la participación ciudadana en la política?
R. Con respeto y atención a sus demandas. Cuando las personas sienten que las escuchan, participan. Si son manipuladas no. O participan una vez y salen a las calles.
P. ¿Qué futuro tiene la izquierda en América Latina tras el triunfo de Mauricio Macri en Argentina y de la oposición en la Asamblea Nacional de Venezuela?
R. Las palabras socialismo y socialdemocracia tienen perdido su sentido a nivel global. Yo creo que ha habido una mutación generalizada en la estructura del capital que ha cambiado la estructura de clases. Y los políticos no cambiaron su visión del mundo ni sus proyectos. Brasil ha fallado a la hora de encontrar una salida a la crisis dentro del sistema del capital global. Pero no la han encontrado en ninguna otra parte.