Embajador Oscar Laborde
Coordinador Consejo Consultivo de la Sociedad Civil

La sensación de todos los participantes de los distintos eventos producidos alrededor de la Cumbre de Jefes de Estado de los países miembros del MERCOSUR realizada en Brasilia, es que por distintos aspectos y motivos se había logrado dar un enorme paso adelante en la consolidación y construcción de un bloque más unido, más cerca de la gente y de sus organizaciones y en la profundización de la participación social como un componente insustituible para su desarrollo.

Todo comenzó los días 3 y 4 de Diciembre con la realización del Seminario “Desafíos de la construcción de la Democracia en el MERCOSUR”, donde cerca de ochenta dirigentes, militantes, funcionarios, universitarios e intelectuales comenzaron a debatir sobre la relación de los espacios de participación social, sus organizaciones, los gobiernos y los procesos democráticos en la región, para empezar a encontrar respuestas y caminos que expresen nuevos marcos conceptuales y herramientas de construcción social y política en este momento que vive Suramérica, tan distinto al que se presenta, por ejemplo, en Europa, sumida en una crisis estructural que todas las semanas muestra lo inviable de su modelo de crecimiento y unidad.

La Cumbre Social realizada los días 4, 5 y 6 comenzó con el anuncio de que se había resuelto –y terminó siendo aprobado por los Presidentes – que la misma formaría parte orgánica de la propia Cumbre de Jefes de Estado. Si a esto le sumamos la asignación de recursos a la Unidad de Participación Social podemos afirmar que el proceso de gestar una nueva institucionalización del MERCOSUR, más acorde a las expectativas y necesidades, de los pueblos que lo componen, está en marcha.

La presencia de los jóvenes por un lado, y de delegaciones de Bolivia, Paraguay, Colombia, Venezuela, Uruguay, Argentina y de Brasil permitió en las deliberaciones en talleres por ejes temáticos, profundizar distintos aspectos de la participación social y reafirmar el concepto de que las Cumbres son momentos de encuentro, pero que deben profundizarse los trabajos, y acciones en los períodos entre cada una de ellas, como los verdaderos motores que den impulso a la integración regional.

Existieron conceptos muy claros y masivos con respecto al repudio al golpe de estado que se diera en Paraguay contra el presidente Fernando Lugo y la reivindicación por la soberanía argentina sobre las Islas Malvinas, bajo la consiga de que ellas son “argentinas y latinoamericanas”.

La Cumbre de Jefes de Estado contó con la presencia de Cristina Kirchner, Evo Morales, Pepe Mujica, Rafael Correa y la anfitriona, la mandataria brasileña, Dilma Rousseff. El comienzo del proceso para la integración de Bolivia fue uno de los datos políticos destacados de ese 7 de Diciembre y la concurrencia de la delegación venezolana, ya como miembro pleno, certifica que estamos frente a un MERCOSUR renovado, con una potencialidad enorme para vertebrar recursos naturales, políticas de estado, participación social, obras de infraestructura, mercados y cadenas productivas.

Una delegación de la Cumbre Social entregó a los presidentes el documento final de la misma y una propuesta con veinte puntos que sintetizaron las acciones e ideas concretas que las organizaciones sociales tienen sobre los caminos que deben transitarse y los objetivos a alcanzar.

Fue relevante, en ese momento, la presencia de una delegada de Paraguay, en representación de las organizaciones populares de dicho país, y la actitud de los Presidentes en reconocer el esfuerzo y la lucha de las mismas frente a la violación del orden constitucional que determinó la suspensión del mismo del bloque regional.

Por otro lado, un ex combatiente de Malvinas fue el representante argentino en esta instancia.

Toda la simbología de trabajo, resistencias, propuestas y experiencias en su relación con los gobiernos estuvieron sintetizados allí. No es poca cosa, si recordarnos que en 2005, se organizaban las cumbres y se debatía para repudiar a presidentes que no representaban las expectativas e intereses de los sectores populares.

Un MERCOSUR fortalecido espera dar en Uruguay, en el primer semestre del próximo año, otro salto adelante para ser uno de los ejes vertebradores de este proceso de integración regional.