Los impactos sociales que dejan los desastres naturales en Haití se acumulan en una espiral de creciente vulnerabilidad medioambiental y de agravación de la crisis humanitaria en el país.
La población haitiana, que no se ha recuperado aún de la tempestad tropical Isaac que golpeó el país el pasado mes de agosto, ha sido nuevamente víctima del huracán Sandy a finales de octubre.
El balance que dejó el reciente fenómeno natural fue grave: 52 muertos, 15 personas desaparecidas y cerca de 20.000 familias damnificadas cuyas casas fueron afectadas o  destruidas.
Las pérdidas materiales en términos de colapso de puentes, carreteras y otras escasas infraestructuras de las que dispone Haití fueron considerables. El sector de la agricultura del país registró unas pérdidas que ascienden a 140 millones de dólares.
El Gobierno haitiano y los actores humanitarios presentes en Haití han hecho sonar la alarma sobre la amenaza de malnutrición, hambruna, intensificación de la epidemia de cólera y crisis generalizada que pesa sobre el país.
Estado de emergencia
La administración del presidente Michel Martelly y su primer ministro Laurent Lamothe declaró, el pasado 5 de noviembre, el estado de emergencia en el país para poder tomar medidas excepcionales destinadas a mitigar la exacerbación de la crisis humanitaria tras el paso del huracán Sandy.

Albergue en Fonds Parisiens (Foto SJR –Haití)

Albergue en Fonds Parisiens (Foto SJR –Haití)
 La inseguridad alimentaria que podría culminar en la hambruna, la intensificación de la epidemia de cólera luego de las intemperies, el colapso de las carreteras que dificultan la llegada de la ayuda humanitaria a las poblaciones damnificadas, figuran entre los focos rojos para el país.
Llamado a la comunidad internacional
Además, el Gobierno haitiano lanzó un llamado a la comunidad internacional para solicitar ayuda de emergencia frente a este importante riesgo humanitario.
Los fondos equivalentes a unos 6 millones de dólares, que las autoridades haitianas ya desembolsaron para distribuir comida, agua y kits de ayuda humanitaria, no bastan.
Sólo el sector de la agricultura necesita de más de 254 millones de dólares para recuperarse tras el paso del huracán Sandy y la tempestad tropical Isaac que había afectado el mismo sector el pasado mes de agosto.
Según la Coordinación nacional de la seguridad alimentaria (CNSA), organismo estatal haitiano encargado del tema, pesan serias amenazas de hambruna sobre el país, principalmente en las zonas consideradas “rojas” tales como los departamentos del Sureste, el Noreste, algunos municipios del departamento del Oeste, el Centro, el Noreste y Nippes.
Si bien algunas regiones consideradas “el granero del país” se habían salvado del periodo de sequía que afectó alrededor del 60% de las cosechas así como de la tempestad tropical Isaac, pero fueron devastadas por el huracán Sandy, de acuerdo con la misma entidad estatal haitiana.
Esta situación de inseguridad alimentaria está llegando en un momento en que una parte de la población haitiana viene realizando, desde algunos meses y en varios departamentos del país, protestas sociales contra la carestía de la vida, principalmente contra el alza de los precios de los productos de primera necesidad.
Preocupación de los actores humanitarios
Los actores internacionales humanitarios en Haití se han sumado al llamado del Gobierno haitiano a la comunidad internacional a favor de la ayuda de emergencia para el país damnificado.
El vocero de  la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA por su sigla en inglés), Georges Ngwa, expresó que actualmente “los stocks [de alimentos] están en un nivel peligrosamente bajos porque no fueron reconstituidos luego del paso de la tempestad tropical Isaac en agosto”.

El Sur es el departamento más vulnerable, según otro alto funcionario de OCHA, Johan Peleman, porque allí “hay serias amenazas por problemas de malnutrición e inseguridad alimentaria para los meses venideros”.
La Cruz Roja Internacional ha solicitado donativos para los países del Caribe, entre ellos Haití, Cuba y Jamaica, que fueron los más castigados por el huracán. La oficina del mismo organismo en Haití recalcó que el hecho para el país de haber sido golpeado por segunda vez por una tormenta “ha empeorado la situación ya precaria tanto de la salud como de la agricultura y tendrá a largo plazo consecuencias humanitarias”.
Los jesuitas de Haití piden una intervención humanitaria urgente en los campamentos
En este cuadro preocupante, los 400.000 desplazados aproximadamente que malviven en los campamentos de Puerto Príncipe y sus alrededores son los más pobres y vulnerables entre los damnificados.
En un informe sobre los impactos del huracán Sandy en los campamentos, los Jesuitas de Haití habían señalado cómo las tiendas de campaña de los desplazados fueron desbaratadas por las ráfagas de vientos y se convirtieron en coladores que dejan pasar el agua.
Un gran número de mujeres embarazadas, niños y personas mayores en los campamentos, por ejemplo en Automeca, se encuentran prácticamente en medio del agua, con necesidad de asistencia humanitaria, y en situación de mucha vulnerabilidad a la epidemia de cólera.
Los jesuitas de Haití piden una intervención humanitaria urgente en los campamentos para socorrer a esta población abandonada a sí misma.
Wooldy Edson Louidor
Coordinador Regional Incidencia y Comunicación para Haití
Servicio Jesuita a Refugiados Latinoamérica y el Caribe (SJR LAC)

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